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Migrantes en Chile: Francia

  • Mari
  • 26 ago 2018
  • 4 Min. de lectura

Patrice Léger (28) es francés quien vino a trabajar a Chile hace 2 años, pero tiene una historia muy particular: su mamá es chilena, por lo que desde chico ha venido de vacaciones e incluso hizo 1 año de intercambio en la universidad (estudió ciencias políticas con especialidad en Latinoamérica).

En 2016, volvió a Chile al Laboratorio de Gobierno, organización creada para innovar en instituciones del Estado, pero ya está de vuelta en Francia, trabajando para una diputada del partido En Marche del presidente Emmanuel Macron, a quién apoyó desde aquí reuniendo fondos de la comunidad francesa. Nos juntamos en uno de sus viajes de trabajo, para que me cuenta de sus experiencias de vida en el país ajeno pero, a la vez, familiar.

- ¿Cuando viniste de intercambio en el 2010, ya hablabas el español perfecto?

- No tanto. Mi mamá me hablaba poco en español, y yo siempre le contestaba en francés. Entonces tenía un buen oído, pero no las bases de gramática; tampoco leía.

Volvió a Chile 5 años después, cuando encontró trabajo en el Lab. “Siempre tuve ganas de tener experiencia laboral en Chile, porque para mi era importante entender cómo funciona el país de verdad”. En este tiempo trabajaba en Bruselas, en una consultora que evaluaba políticas públicas de -ni más ni menos- la Unión Europea, lo que, asegura, solo suena interesante, pero en verdad es “muy burocrático” y sin resultados concretos.

- Cuando viniste a Chile a trabajar después de tantas visitas, ¿ya no tenías ningún prejuicio sobre el país?

- No, pero todavía me quedan varias cosas por entender de la sociedad chilena. Me llamó mucho la atención el funcionamiento interno del Estado: la burocracia chilena es muy fuerte, y al privatizar muchas cosas se viene traspasando del sector público al privado, sigue reproduciéndose a pesar de un sistema que busca eficiencia.

- ¿Qué otras cosas destacas de Chile?

- Chile culturalmente por mucho tiempo era una isla, una burbuja, y se nota demasiado en su estructura social y en su manera de relacionarse con el mundo. Aunque entre que vine de intercambio y llegué a trabajar se notó la mejora, en cosas sencillas como la manera de vestirse: por ejemplo, hombres asumen colores mucho más vivos, relajadas; la atracción por cosas de buen diseño, de mejor calidad. Se han diversificado los centros de interés en Santiago, siento que hay ciertos barrios – Brasil, Italia, Bellavista- que se están desarrollándose y atrayendo a muchas personas. Hubo mucho trabajo proactivo en Barrio Italia, de transformarlo en un lugar atractivo con talleres, etc.

- ¿Y qué cosas destacas de los chilenos?

- Lo que impresiona viniendo de Francia es el peso de las clases sociales, en todo sentido y en ambos lados. Es tema para todos, la referencia es con quién te relacionas, dónde vives. 90% de los chistes en Chile están basados en eso; esta actitud no facilita el día a día entre los chilenos, no hay convivencia. Al final uno termina también integrando eso en su lectura, agarrando malas costumbres. En la clase alta muchas veces la gente no se interesa por lo que viene de afuera. Aunque no es la actitud de todos los chilenos.

De las cosas buenas “que impresionan” destaca la resiliencia y la dedicación de los chilenos. “Hay personas muy esforzados. En términos laborales se nota mucho. Quizás los franceses somos flojos o estoy mal acostumbrado, pero aquí la gente que trabaja y todavía tiene deuda de la universidad hace un diplomado para calificarse más, y eso está en todos niveles”.

Dice nunca haber sufrido la discriminación negativa - “más por desinterés”- aunque con la positiva se enfrenta “a menudo”. “Es triste decirlo, pero nadie me sospecha de nada. Es un privilegio. Creo que los chilenos miran a los extranjeros encima de ellos mismos”, afirma, aunque agrega que eso “depende de dónde vienes”.

Amigos y comida

Asegura que tanto él como sus compañeros franceses hicieron “muy buenos amigos” en Chile. “En otros países como Brasil cuesta construir amistades profundas. En Chile no, quizás al principio no son tan efusivos, empieza con algo de cariño y buen trato, y si quieres profundizar la amistad la puerta está abierta”. Los franceses son todo lo contrario, asegura. “Investigan full y después abren la puerta”, se ríe.

Le pregunto qué es lo que más echaba de menos de su país estando acá, y la respuesta no es sorprendente: la comida. “Aquí las cosas buenas hay que conseguirlos por vías alternativas. En los supermercados hay una falsa libre competencia, son 2 marcas y ya está”. Aún así, le gusta la comida chilena -como pastel de choclo- y postres como leche asada y torta tres leches.

De la gastronomía francesa me recomienda probar caracoles, “lo clásico”, aunque advierte que es “un gusto adquirido”, y me enumera un par de buenos restaurantes franceses – como El Baco, Le Bistrot y uno “pegado a la Fundación Cultural de Providencia”, cuyo nombre no recuerda.

Campaña presidencial

Le pido contarme un poco sobre su trabajo aquí para la campaña de Macron. Resulta que Patrice fue uno de los fundadores del comité local en apoyo al futuro presidente. Me explica que 11 diputados franceses representan a los ciudadanos que viven fuera del país (entre América Latina y el Caribe, son 100 mil personas): una de las candidatas por partido de Macron, Paula Forteza -a quién Patrice ayudó las veces que vino a Chile a hacer campaña- finalmente logró ganar el escaño.

- ¿Por eso decidiste irte de Chile?

- Fue una serie de factores. Se terminaba mi contrato laboral, y por el cambio de mando hubo muchas incertidumbres. Y al mismo tiempo habían cosas que ya me tenían cansado de Chile. Tenía muchos amigos pero eran de distintos grupos, y a nivel de vida social me faltaba un grupo. Lo otro es que tenía muy pocas vacaciones. En Chile son 3 semanas al año, en Francia en promedio mis amigos tienen 6. Tanto tiempo libre más para recorrer el mundo, mientas yo en estos años –que soy soltero, sin hijos ni compromisos- voy a gastar este tiempo a volver a Francia 1 vez al año a saludar a mi familia. Además, en París pasaban cosas a nivel político, a nivel de innovación pública, privada, temas que me interesaban.

- ¿Qué cosas podría implementar Chile de Francia?

- El aborto. Pensiones públicas. IVA reducido para los libros. Se nota que hay poca gente que tiene la costumbre de leer, y es masivo la gente que no lee nunca.

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Soy periodista que adora surfear por las ferias, festivales, conciertos, bares y barrios de Santiago. Les voy a contar las cosas que pasan en esta ciudad capitalina, para que puedan disfrutar al máximo su vida cultural y urbana!

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