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Santiago: ruta por las picadas del mundo. Parte 1

  • Mari
  • 15 abr 2019
  • 5 Min. de lectura

Santiago, como ninguna otra capital latinoamericana, puede estar orgulloso de la variedad de la oferta gastronómica que tienen sus calles, mercados y rincones. Aquí se puede encontrar comida árabe, mexicana, thai, peruana, japonesa, haitiana, coreana, griega, colombiana, hawaiana y, cómo no, venezolana.

Te invito a recorrer la primera parte de la ruta de las picadas de todo el mundo que tienes que visitar en la capital.

México: Los Chingones

“Tanto tiempo, chiquillos, que bueno que vinieron”. No sé si es la buena onda o los exquisitos tacos lo que te hace volver a esta picada mexicana que abrió hace justo un año a pasos de la Torre Entel, en el pleno centro de la capital.

En combos por cerca de $ 3 mil por un taco y horchata (tradicional refresco hecho de leche de arroz con canela y otras especies) y $7-8 mil – en versión doble y con nachos, hay opción de elegir un clásico como al pastor y cochinita pibil o armar tu propio invento. También puedes pedir tortilla de maíz, de espinaca o de trigo (nosotros, obvio, recomendamos la tradicional). Y lo mejor es que hay exquisitas versiones vegetarianas y veganas con seitan, la carne vegetal de trigo; además de las tortas (sandwich mexicano), quesadillas y platos con nachos (que al igual que nachos mandan a hacer a un "secreto" proveedor mexicano).

Toda esa maravilla – en un ambiente casero 100% mexicano y con la barra libre de pinche-salsas de puta madre (y no tanto).

Thai: Express e Isan

Al elegir LA picada thai, no nos podemos decidir por una. Y es que hay tantas...

En medio del Barrio Yungay está la joyita llamada Thai-Isan, escondida bajo letrero casi imperceptible, con platos preparados por una familia tailandesa que apenas suma dos palabras en español (también tienen otro restaurante en barrio Franklin). El sabor auténtico de los clásicos como pad thai y khoa pad piña, arroz con verduras, huevo, pollo y camarón en el “plato” de cáscara de piña, con precios de $ 6-8 mil y porciones más que contundentes. También hay opciones vegetarianas con tofu o de mariscos (en la foto de portada). Puedes elegir el nivel de picante de 1 a 7 según tus gustos y coraje, aunque el garzón -que sí es chileno- asegura que los tailandeses prefieren de entre 3 y 4. Y también probar helado frito, tradicional postre asiático.

El otro thai imperdible es una picada chica en pleno barrio Bellas Artes llamada Thai Express, que -como insinúa su nombre- es para comer rápido e irse (aunque tienes que armarte de paciencia ya que de atención no tiene nada de rápido, por repleto que siempre está). Ninguno de los que trabaja allí parece tener descendencia asiática, pero los platos son exquisitos: variaciones tradicionales con arroz y fideos con pollo, camarón o tofu, con el toque thai que le da la leche de coco y el nivel de picante que varía de 0 a 3. De lunes a viernes tienen plato del día a $ 4 mil, aunque hay que llegar antes de las 13:00 para asegurar el puesto. Y lo mejor – puedes ver el verdadero espectáculo de la cocina, que está separada de la sala por una lamina de vidrio, y hasta sentir el calor de fuego cuando los chefs dan vuelta al plato en el aire.

Grecia: Opa-Opa

Si quieres viajar a este cálido país europeo sin salir de Santiago, Opa-Opa es el lugar indicado. Situado en el barrio Yungay, este restaurante familiar abre sus puertas solo los fines de semana, cuando aparte de los tradicionales platos griegos ofrece toda la atmósfera y la música de este país.

Aunque los precios no son exactamente de picada, ya que rondan los $ 8 mil por plato, es un local perfecto para sacar jugo a la comida griega, con una carta agotada pero precisa con preparaciones como spanakopita (pastel de espinaca y queso feta) y mousaka, una especie de lazaña con berenjenas y carne molida, o la ensalada griega (queso feta, aceituna amarga, pepino y tomate con salsa de yogur y especies) que, debemos decirlo, ha bajado bastante su calidad últimamente.

Una mención especial es para la decoración del local, pintado al estilo marino y lleno de obsequios como mapas antiguos, mini-versiones de panteones griegos y fotos y posters del país.

Venezuela: Cachapas Don 70

Este lugar -como se puede deducir de su nombre- es la Meca para todos los amantes de cachapa, la tradicional preparación venezolana que es un panqueque gordito y dulce de maíz, doblado y con relleno en el medio. A cualquier venezolano que preguntaba por la mejor comida de su país, no se le escapaba nombrarme este lugar. Por algo está en pleno “barrio venezolano”, en San Isidro al sur de Alameda.

La cachapa tradicional viene con queso venezolano y la nata (crema) arriba, pero Don 70 llevó la palabra “variedad” a su extremo. Y es que hay de todo tipo: con carne mechada, tocino, pernil, de la casa (con cuatro tipo de quesos y jamón), por cerca de $ 7 mil. Como también tequeños, arepas, patacones monstruosos, pabellones y hasta sandwiches. Todo eso tienes que comerlo sí o sí con Maltín, una bebida tradicional que según mis estimaciones, debe ser unos 5 veces más dulce que Coca-Cola.

Aunque el local se amplió y es una casona gigante con varias salas, el fin de semana a menudo igual tendrás que esperar para que se libere una mesa. Para los impacientes y/o flojitos, tienen delievery.

Corea: Sukine

Patronato ya está plenamente instalado en la conciencia santiaguina como el barrio asiático de la capital, por la cantidad de almacenes chinos y restaurantes coreanos que alberga. Aunque nunca pasaste por allí, no es difícil encontrar locales de comida: se pueden reconocer por las filas que se instalan afuera los fines de semana a la hora de almuerzo. Todos son exquisitos: Hansoban, Seúl, Chicken Story...

Pero el que quiero destacar es Sukine, una picada familiar muy modesta en Antonia López de Bello. Aunque no dedicaron mucho esfuerzo a la ambientación del lugar, sí lo están haciendo para entregar lo mejor de la comida coreana. Hay platos para compartir (como tortilla de cebollín y mariscos, frituras de calamar o masa de harina salteada con salsa picante – todos con sus respectivos impronunciables nombres coreanos) e individuales, como bibim-bap o dolsot-bap, versión fría y caliente de verduras salteadas con carne, huevo y salsa picante, carnes preparadas al estilo coreano, o nuestro preferido al-bap, masago con kanicama, verduras y kimchi en un bowl caliente con arroz (picante). Todo eso -con sopa miso y arroz blanco incluido- va desde los modestos $ 4 a $ 7 mil.

Pero la estrella de este lugar son los picadillos coreanos que traen -gratis- antes del plato, banchan, y que en Sukine son insuperables: huevo cocido rebosado en salsa agridulce, tofu frito con especies, el tradicional kimchi coreano, repollo marinado picante, o maní en una salsa dulce con anchoa, una mezcla sorpresiva pero exquisita.

Fotos: Mari, Thai Express, Cachapas Don 70, Sukine.

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